La última frontera salvaje de Europa

"Presidida por la impresionante cordillera de los Cárpatos, que cruza el país desde el extremo suroeste para girar en el centro hacia el norte, Rumania es una tierra de eterna belleza. Aislada del desarrollo económico durante la mayor parte de su historia, esta es una tierra virgen con campos de labranza y elevados picos, bosques de abetos y marismas llenas de aves. La mayoría de los osos pardos y linces que quedan en Europa merodean por sus bosques. Aquí la tradición tiene raíces profundas, y en muchos sitios la vida continúa tal como fue durante siglos, entre coloridos monasterios medievales, iglesias de madera, castillos y palacios de cuentos de hadas y ruinas romanas que susurran secretos del pasado". Caroline Juler. National Geographic 



Rumania se encuentra a las afueras de Europa y a las puertas de Asia, un lugar fronterizo entre oriente y occidente, donde han convivido un crisol de pueblos a lo largo del tiempo, llevando a sus tierras multitud de culturas, aportando cada una de ellas la diversidad étnica, lingüística, arquitectónica y folclórica que lo conforman hoy día. En Rumania hay más de una docena de lenguas; en su territorio hoy conviven rumanos, alemanes, sklers (húngaros), tártaros, griegos, romaníes... Cuenta con un patrimonio histórico rico y diverso. Desde las ciudades sajonas fundadas entre el s.XII y s.XIII, con sus iglesias fortificadas en Transilvania; o los monasterios de Bucovina, corazón de la espiritualidad religiosa, con sus iglesias de una sola nave, decoradas con frescos en cada palmo de sus paredes, o las iglesias de madera en la región más rural y tradicional, en Maramures, construidas íntegramente con madera de roble desde hace más de 300 años. A todo esto, hay que sumarle su naturaleza extraordinaria. La cordillera de los Cárpatos atraviesan el país como una columna vertebral, siendo el nacimiento de los principales ríos que van a desembocar al Danubio, éste forma en su desembocadura el mayor y mejor conservado delta europeo, además cuenta con la mayor superficie de bosques vírgenes de Europa, así como con la mayor concentración de grandes depredadores. Sus bosques albergan el 60% de los osos y el 40% de todos los lobos de Europa, además de un buen número de linces boreales. Es uno de los pocos países donde por sus bosques y prados se pasea en libertad el bisonte europeo, un lugar donde la religión se vive con devoción y humildad, orgullosos de sus tradiciones campesinas. Es fácil observar carretas tiradas por caballos volviendo de recoger madera o heno, cuadrillas de segadores con sus guadañas y rastrillos, o señoras sonrientes con sus pañuelos y faldas tradicionales.

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